Reencuentros, amor, felicidad, alegría, diversión, solidaridad… Pero también miedo, ansiedad, nostalgia o tristeza. La Navidad se acerca, y aunque es una época maravillosa en la que podemos disfrutar de los nuestros y de compartir y vivir momentos únicos, también puede convertirse en ocasiones en una época en la que lidiar con nuestros sentimientos de forma adecuada puede convertirse en una ardua tarea.
¿Es posible sentirse ‘mal’ en Navidad?
Por supuesto que sí, es normal, y mucho más habitual de lo que pueda parecer. La ansiedad por enfrentarse a situaciones que no son habituales en nuestro día a día, como puede ser una comida de empresa o familiar; el estrés por compartir momentos con amigos y familia y no poder cumplir con todos ellos; el miedo a que restricciones, límites de aforo u otras circunstancias puedan evitar reencuentros que llevamos meses esperando, o la nostalgia de celebrar una época sin algún ser querido que se echa más en falta que nunca.
Sentimientos negativos que pueden aflorar en Navidad, y frente a los que debemos aprender a actuar para poder vivir con alegría y felicidad una época única en el año.
Consejos para combatir los sentimientos negativos en Navidad
Planifica las fiestas
Aunque a veces hay que ‘dejarse llevar’, si el tener que atender mil compromisos y compartir momentos con todos tus seres queridos te genera estrés, será mejor que planifiques las fiestas. Planifica comidas, pero también compra de regalos o tareas como preparar las fiestas y apóyate en alguien que te ayude porque no podrás con todo (familia, pareja…). ¡Intenta seguir una rutina diaria!
Asúmelo, algo saldrá mal
Y aquí, en lugar de acumular estrés, sentirte angustiado/a o entrar en pánico, será hora de pasar al ‘plan relax’, previamente pensado. Al igual que hay situaciones cotidianas que en tu día a día puedan generarte estrés, también tenemos detectadas situaciones que nos ayudan a centrarnos, calmarnos y controlar los picos de estrés y ansiedad, y será hora de hacer algo de ello.
Pasear el perro, ir a la peluquería, dar un paseo, leer… Si algo te ayuda a calmarte en situaciones de estrés, las cuáles se multiplicarán estos días, no las dejes de lado. Hazlas más a menudo de lo habitual, y utilízalas como ‘vía de escape’ en días en los que sabes que, ‘algo’ saldrá mal.
Relativizar es la clave
Sí, porque aunque para muchos (incluido nosotros mismos), todo pueda convertirse en un drama en Navidad, al final, hay que relativizar un poco más.
¿Qué mi cuñado empieza a despotricar de mi equipo de fútbol en plena cena de Nochebuena? No pasa nada, seguro que encuentro algún aliado en la mesa para despotricar con respeto del suyo.
¿Qué llega la hora del brindis y falta ese amigo tan querido por todos? Con tristeza, debemos aprender a dar gracias por los maravillosos momentos que pasó junto a nosotros.
¿Se ha quemado el postre que llevabas horas preparando? Igual es el universo, que nos está ayudando a mantener la línea y no cometer excesos en la dieta…
PRIORIZA TU FELICIDAD
Afirmación de Perogrullo, ¿verdad? Pues lamentablemente no, porque muchas veces, no priorizamos nuestra felicidad, y menos en Navidad. Sigue tu propio camino, y no estés obligado a hacer aquello que realmente no quieres hacer. Si no te gusta salir en fin de año, no hay porqué hacerlo. Si quieres tomarte una tarde para leer, aunque tengas ese plan en familia que por nada del mundo puedas cancelar, cancélalo. Priorizar tu felicidad te ayudará a ser más feliz cuando compartas con tus seres queridos los momentos que de verdad quieras tener, y serán maravillosos si tú, estás bien para disfrutarlos.