Las fobias son miedos irracionales a objetos, situaciones o eventos específicos. Aunque son comunes y afectan a muchas personas, la causa exacta de las fobias sigue siendo desconocida. Sin embargo, los estudios sugieren que las fobias están relacionadas con la forma en que el cerebro procesa el miedo y la ansiedad.

El cerebro humano tiene una estructura llamada amígdala, que es responsable de procesar las emociones, incluyendo el miedo. Cuando una persona se enfrenta a una situación o estímulo que le causa temor, la amígdala se activa y envía señales al cuerpo para prepararse para la respuesta de lucha o huida.

En las personas con fobias, la amígdala puede estar hiperactiva, lo que significa que reacciona exageradamente a estímulos que no representan una amenaza real. Por ejemplo, si alguien tiene una fobia a las arañas, la simple visión de una araña puede desencadenar una respuesta de miedo extremo.

Además, la amígdala está conectada con otras partes del cerebro, como la corteza prefrontal, que es responsable del pensamiento racional y la toma de decisiones. En las personas con fobias, la corteza prefrontal puede no estar funcionando correctamente, lo que puede hacer que tengan dificultades para controlar su respuesta emocional al estímulo temido.

¿Qué terapias se utilizan para pacientes con fobias?

En Neuropsicología, el tratamiento que utilizamos para nuestros pacientes con fobias es la terapia cognitivo-conductual. Esta terapia tiene como objetivo enseñar a la persona una serie de herramientas y/o técnicas para que pueda manejar esa respuesta ansiógena reactiva al estímulo temido y por tanto, poder exponerse con tranquilidad a todo aquello que evitaba. Se pretende que los pacientes fóbicos puedan exponerse al estímulo fóbico con la menor ansiedad anticipatoria posible y con atribuciones adaptativas de sus reacciones motoras y fisiológicas.